Cuando tuvimos la oportunidad de hacer una escapada a Mérida, no nos lo pensamos dos veces. Habíamos oído hablar de ella, habíamos leído sobre ella pero nada comparado a estar en ella.
Mérida es historia en cada uno de sus rincones. Es encontrarte monumentos por todas partes y sin esperártelo, tanto es así que puedes ver lo que actualmente se está descubriendo. Y es que construir en Emerita Augusta es lo que tiene, que te pones a picar y descubres una casa romana, un mosaico o cualquier cosa que te obliga a parar las obras porque resulta que has dado con algo que forma parte de la historia romana.
¿Sabes que fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1993?
Ahora bien, vamos a centrarnos en qué no te puedes perder en tu visita a Mérida.
Posiblemente, si te digo que pienses en un monumento de esta bonita ciudad fundada en el año 25 a.C. me respondas el Teatro, y no es para menos. Pero para eso te escribo este post, para que tomes nota de que Mérida es más que su famoso Teatro.
Un consejo de cara a los monumentos es que cojas la entrada combo ya que te va a salir más barato que ir pagando en cada uno su entrada correspondiente.
Aquí tienes el link directo a la página web oficial en la que salen detallados los precios.
¿Recuerdas cuando te he dicho antes que Mérida es historia en cada uno de sus rincones? Pues bien, ahora vas a entender por qué.
Cuando vas caminando por el casco histórico, de calles bastantes tranquilas, te encuentras de golpe con el Templo de Diana. Este imponente templo fue construido nada más y nada menos que en el siglo I d. C. y fue uno de los templos principales de Emerita Augusta. Posteriormente, pasó a estar dedicado exclusivamente a la Diosa Diana.
Depende de cuando hayas planificado tu visita a Mérida podrás disfrutar de alguno de sus muchos festivales de música que tienen lugar a los pies de este templo.
Sin salirnos del casco histórico nos encontramos con el Foro Romano, del que queda poco en pie pero lo suficiente para hacernos una idea de lo que fue en su día.
Perteneciente a lo que en su día fue el foro tenemos el Arco de Trajano que daba acceso a un templo de culto imperial.
Si tu escapada tiene lugar en verano, agradecerás pararte en alguna de las terrazas de Plaza España y refrescarte un poco. Ya te avisamos: vas a pasar calor del bueno.
Continuamos caminando y llegamos a la Casa del Mitreo en la que vas a estar un buen rato. Estamos en una casa romana construida a las afueras de la muralla a finales del siglo I y principios del II d.C. Atención porque no es una casa normal. El romano que la habitaba tenía que tener pasta porque es enooorme.
El conjunto de la vivienda gira en torno a tres patios, con sus comedores de verano y de invierno, sus habitaciones conectadas y una gran sala en la que la gente llegaba a pasar días esperando a que el dueño les recibiera. ¿Cómo te quedas? Lo que te decía, un romano con pasta.
Merece mucho la pena recorrerla despacio porque tiene unos mosaicos muy bien conservados que son una auténtica pasada. Menuda paciencia tenían que tener las personas que los hicieron, aunque tampoco es que tuvieran más opciones dado que la gran mayoría eran esclavos.
Sin salirnos del recinto y tomando el camino que discurre entre cipreses llegamos al centro de interpretación Los Columbarios.
Actualmente, en la Casa del Mitreo se siguen haciendo trabajos arqueológicos.
¿Pensabas que no íbamos a mencionar el Teatro Romano? Vamos a resumirlo porque si nos extendemos da para un post propio.
Fue inaugurado en los años 16-15 a.C. y ha vivido de todo: abandono, remodelaciones y demoliciones. Pero basta poner un pie en él y tu imaginación echa a volar evocando imágenes de lo que en su día fue esta increíble obra arquitectónica. No sé si a ti también te pasa, pero nosotras es estar en lugares tan especiales como este y no podemos evitar imaginar cómo era la vida que ahí se desarrollaba.
Tengamos en cuenta que tenía capacidad para 6.000 espectadores divididos en tres sectores en función de su rango social: ima, media y summa cavea.
Actualmente, puedes acceder a las gradas por los vomitorios originales lo que hace que tu imaginación vuele aún más.
El frente de escena tiene nada más y nada menos que 63 metros, con un muro de 30 metros de altura a sus espaldas. Las columnas son preciosas y aún quedan algunas figuras entre ellas.
Justo al lado del Teatro tenemos el Anfiteatro en el que tenían lugar las famosas batallas de gladiadores con un público que podía llegar hasta los 16.000 espectadores. De hecho, los romanos eran más “fans” de este tipo de actuaciones que de las que tenían lugar en el teatro.
A este también accedes por los mismos sitios que los gladiadores así que te puedes imaginar la sensación que invade tu cuerpo al hacerlo. Además, hay unas figuras que te explican los diferentes tipos de luchadores que había.
Al salir del recinto en el que se encuentran estas dos joyas de la historia romana tenemos el Museo Nacional de Arte Romano en el que te quedarás flipando con los mosaicos, esculturas y demás objetos cotidianos de la vida romana que hay en su interior.
Por no hablar de parte de la calzada que comunicaba con Córdoba y la cripta (en la que se siguen realizando trabajos arqueológicos).
Vamos a la Alcazaba. Sí, Mérida también tiene una importante edificación musulmana (la más antigua de la península) . De hecho, data del año 835 d.C. bajo el mandato de Abderramán II. De aquí te recomendamos subir a su muralla de unos 10 metros de altura desde la que verás discurrir el Guadiana y tendrás unas bonitas vistas del puente romano.
Salimos de la Alcazaba y nos encontramos con la Loba Capitolina con Rómulo y Remo. ¿Estamos en Roma? No, pero esta loba fue un regalo de la Ciudad Eterna a Mérida y está a la entrada del famoso Puente Romano que, atención, está considerado como el más largo de la antigüedad. Ahí es nada. Mide 792 metros y tiene 12 metros de altura.
Como buena ciudad romana no puede faltar un recinto en el que se tuvieran lugar carreras de bigas y cuádrigas. Así pues, Mérida también cuenta con su Circo Romano, el cual data del siglo I a.C..
Además de los monumentos, Mérida también goza de espacios naturales en los que disfrutar de diferentes tipos de aves y adorables gatitos. Tan sólo hay que cruzar el puente romano y recorrer la otra orilla del Guadiana, en el conocido Parque de las Siete Sillas.
Un poco más alejado del centro histórico se encuentra el Acueducto de Los Milagros, llamado así por la admiración que causa en los lugareños su estado de conservación ya que se mantienen 800 metros de longitud y en algunos puntos sus arcos alcanzan los 27 metros de altitud.
Aquí te dejamos un mapa con todos los sitios mencionados anteriormente para que te sitúes mejor.
Como ves está todo muy cerca, lo único más alejado son el Circo y el Acueducto pero con un paseo lo tienes hecho.
Nosotras te recomendamos hacer una ruta tipo circular. Es decir, puedes partir del Anfiteatro y Teatro, pasar por la Casa del Mitreo, de ahí a la Alcazaba y Puente Romano, descansar un poco en el Parque de las Siete Sillas, volver a la otra orilla por el Puente de Lusitania (obra de Calatrava), pasar por el Arco de Trajano, flipar con el Templo de Diana y llegar hasta el Museo que está pegado al Teatro desde el que hemos empezado la ruta.
Y, sobre todo, piérdete por sus calles. Perderse en los viajes a veces puede acarrear algún susto pero en este caso está todo controlado 😉
OTROS DATOS PARA DISFRUTAR DE MÉRIDA
Respecto al alojamiento, nosotras nos alojamos en el Hotel Nova Roma que está suuper bien situado (en 2 minutos estás en el Teatro o en el Templo de Diana) y la decoración es preciosa.
Un restaurante que no te puedes perder es el Sybarit Gastroshop. Pídete las croquetas de sepia, pero cualquier cosa va a estar rica.
Ah! lleva calzado cómodo.
Y lo más importante de todo: ¡disfruta!