RUTA POR ASTURIAS. DÍA 3: UN CAPRICHO NO PLANEADO Y NATURALEZA MARINA
En nuestro tercer día, Asturias nos despertaba con un tiempo poco amigable para caminar entre sus bosques por lo que cogemos el coche y decidimos ir en busca del sol. Así acabamos en la Cueva del Soplao, pero nos quedamos sin verla porque las entradas estaban agotadas.
Aunque nos hubiese encantado verla, el viaje hasta aquí no ha sido en balde, carreteras estrechas y empinadas nos han ido regalando unas vistas increíbles.
Con el Valle de Liébana dibujado en nuestro horizonte, decidimos ir al pueblo cántabro de Comillas. La verdad es que este pueblo nos lleva llamando la atención bastante tiempo pero siempre nos surgía algo que visitar en otro lugar. Esta vez no iba a ser así y la visita ha sido realmente sorpredente.
Nos lo imaginábamos como un pueblo algo más de paso y, en cambio, descubrimos que tiene mucha oferta gastronómica y unas tiendas muy interesantes. Mientras paseábamos, nuestra pasión por la comida hizo que los carteles de los restaurantes no pasaran desapercibidos y fichamos uno al que volver otro día. Un par de mariscadas nos esperarían para nuestro deleite.
Pero no todo es comida en Comillas, resulta que alberga una obra del maestro Gaudí: el famoso Capricho. Para nosotras Gaudí era un auténtico fenómeno y la visita al Capricho nos encantó.
Además, la entrada que compras para poder entrar tanto a los jardines como al edificio, incluye una guía que durante 40 minutos te explica todo de una forma bastante amena y te enteras de curiosidades que sin ella difícilmente hubiésemos hecho.
La entrada cuesta 5€ y hay visitada guiada cada 30 minutos. Por supuesto, también puedes verlo a tu aire pero te encontrarás con salas llenas de gente en la que algún grupo guiado está ahí sin perderse palabra de la guía. Pero no te preocupes, si no quieres guía por la razón que sea, en el centro del edificio hay un video explicativo muy completo. |
Al salir de esta bonita obra arquitectónica nos empezó a llover, el temporal que habíamos dejado en Asturias nos había seguido hasta Cantabria por lo que nuestra visita a Comillas terminaba por ese día y pusimos rumbo de vuelta a Ribadesella.
Una de las cosas que más nos gusta de ir en coche es la libertad que da de poder parar en dónde quieres o meterte en caminos que terminan en lugares preciosos como la Playa de San Antolín, que a pesar de que no dejan entrar perros, tiene un apartado en la zona trasera en la que sí pueden estar.
No es propiamente la playa en sí pero esta pegada y tienen mucho terreno verde por el que jugar y chapotear un rato por el río que desemboca en ella.
Es curioso cómo pasa el tiempo de deprisa cuando estás disfrutando de cosas tan sencillas como hundir los pies en la arena, jugar con las olas en la orilla hasta que casi te alcanzan la cámara, respirar el aire cargado de salitre mientras el arrullo marino se adueña de tus oídos inundando toda tu mente… qué poder tiene el mar con sólo mirarlo.
¿CÓMO LLEGAR A LA PLAYA DE SAN ANTOLÍN DESDE COMILLAS?
Coger la A-8 y continuar hasta la salida 313 hacia Naves/Villahormes/Hontoria, en 300 metros girar a la izquierda tomando la AS-263 y en casi 2km llegarás al aparcamiento a pie de carretera. |
Aquí te dejamos los enlaces de nuestros dos días anteriores por Asturias en los que subimos al Alto del Fitu y vamos en busca de huellas de dinosaurio.