SELVA DE IRATI, UN HAYEDO PARA PERDERSE

Cierra los ojos y piensa en un bosque repleto de abetos, pinos, robles, arces y hayedos centenarios. No, no es la Selva Negra Alemana pero casi. Estamos en el segundo hayedo-abetal más grande de Europa. Estamos en la mítica Selva de Irati, en pleno Pirineo Navarro.

A nosotras nos encanta fundirnos con la Naturaleza y disfrutar de ella en todo su esplendor por lo que este mágico lugar nos resultó una experiencia increíble. Sendas, a veces, un poco abruptas y señales de ruta un tanto mimetizadas con el entorno hicieron que nos perdiéramos por este paraje tan especial. Pero mereció la pena.

selva

Si habéis leído nuestra visita a la Cueva de Arpea ya sabréis que por esta zona abundan las leyendas mitológicas y el misterio que las concierne. En Arpea tenemos las legendarias lamias y aquí en la Selva de Irati también junto a las famosas brujas y a la pareja de Basajaun y Basandere. Estos dos seres son nada más y nada menos que los guardianes del bosque. No poseían el canto mágico de las lamias ni se dedicaban a la brujería. Su cometido no era otro que el de proteger el bosque y a cada uno de sus componentes. 

La leyenda cuenta que también protegían a los rebaños de lobos y maleantes alertando a los pastores del inminente peligro mediante silbidos. Posteriormente, éstos les recompensaban con trozos de pan que esta enigmática pareja cogía mientras los otros dormían. 

Estos “yetis vascos” viven en Irati; y las brujas; y las lamias. Creamos o no en las leyendas mitológicas, cuando vas paseando por los maravillosos senderos de esta selva notas la presencia de estos seres. En cada tronco, en cada hoja, en cada rama caída notas la vibrante armonía que reina en el ambiente con el característico tamborileo del pájaro carpintero de fondo.

Mucho antes de estas leyendas, mucho antes de la propia formación del bosque e incluso antes de la existencia de los propios Pirineos… esto era un océano. Todo este mágico conjunto lleva formándose desde hace 80 millones de años, tras el choque de dos placas tectónicas y, aún a día de hoy, la Naturaleza y sus propios recursos siguen puliendo el paraje.

selva, irati

Una de las cosas que más nos gustan de los bosques es que dan alas a nuestra imaginación, te plantean unas cuestiones que paralizan tus pensamientos y te vuelcas cuerpo y alma en ese bosque. En este caso, pensamientos sobre cómo sería la vida de los pastores que antaño han pisado donde tú ahora estás pisando; los celtas y sus ritos también asoman a tu mente, cómo los harían y qué harían; y ya si le añadimos las leyendas mitológicas anteriores podemos decir que nuestra mente está camino a Plutón como mínimo.

Otra cosa que nos encanta es su esencia, te paran la realidad y te captan por completo para que te fundas en cosas tan simples como el sonido de los pájaros, el arrullo del río y el susurro del viento. 

En definitiva, perderse en la Selva de Irati es un lujo para la vista, un deleite para nuestros oídos y un bálsamo para el alma. 

¿CÓMO LLEGAR A LA SELVA DE IRATI?

Tenemos dos opciones: podemos acceder desde Ochagavía o desde Orbaitzeta. Éste último lo tomamos como punto de partida para ir en busca de la Cueva de Arpea y también nos sirve para ir a Irati. Desde ambos está muy bien señalizado y el camino es muy accesible. 

Una vez llegas, hay un parking y una garita con información y caja. Aquí es donde pagamos para poder dejar el coche y nos agenciamos unos mapas con las diferentes rutas que hay marcadas en función de la machacada que te quieras meter o si vas en bici, con peques o lo que sea. 

Nosotras elegimos una ruta y al final acabamos haciendo una mezcla de dos porque entre otras cosas, se nos pasó una señal de indicación y tuvimos que deshacer parte del camino hecho. No es por excusar nuestra torpeza, que también, pero es que es muy fácil que esto te pase porque vas hechizada por tanta magia que hay a tu alrededor. 

selva, hayedos

Si vas en otoño, probablemente pienses que el mismísimo Miguel Ángel se entretiene ahora pintando los árboles con su mejor gama cobriza y se te ponen los pelos de punta. Si vas en otra estación, serás recibida con toda la gama cromática del verde, siempre y cuando no vayas cuando las hojas se han caído, o sea después del otoño (ahí Miguel Ángel tiene vacaciones). Vayas cuando vayas no vas a querer pestañear para no perderte ningún detalle. 

Aquí podéis ver los recorridos y el mapa

 

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6 comentarios en “SELVA DE IRATI, UN HAYEDO PARA PERDERSE”

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